lunes, 20 de mayo de 2013

Tela de Araña

A la hora de crear, de realizar cualquier experiencia artística estamos atados por dos polos opuestos, que a la vez deben caminar por el mismo sendero...la imaginación, las ideas, la fantasía ..y por otro lado la realidad, el mundo y los sentimientos y sensaciones que este conlleva...es decir, tenemos que tener los pies en la tierra y la cabeza en las nubes. Por eso la gama de estilos y obras es infinitamente amplia. Pero...¿cuál es la buena, por que camino hay que seguir? Podemos ser aristotélicos y quedarnos en el punto medio, en la virtud...tender a Platón e irnos únicamente por el camino de las ideas, de lo puramente abstracto o girar bruscamente y encontrarnos con Nietzsche, que navegaría por el mundo terrenal aspirándole totalmente. Aunque esta comparación filosófica sobre los caminos del arte es tremendamente superficial, es una representación clara de que no se puede decir que algo sea bonito o feo cuando llega a ser arte, que simplemente lo es.
Después de esta reflexión propia acerca del arte, me centro más en lo referido al texto de  Arthur Koestler. La matriz es lo que sigue la naturaleza para hacer las cosas, para dar vida a los girasoles, que siendo todos iguales estructuralmente, se mueven siguiendo la estrategia adecuada para optar a la máxima luz solar posible. Y nosotros que no debemos retar a la base de nuestro mundo tenemos que seguir el mismo patrón a la hora de crear: la matriz, nuestra habilidad en algo, estudiarla, ver sus pros, sus contras, mejorarla...hacerla nuestra y la estrategia...adaptar todos esos cambios y fundirnos con el ambiente o entorno que tenemos que rehacer para poder hacerle parte de nosotros, de nuestra habilidad...tenemos que ser arañas tejiendo nuestra propia tela.

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